Los cuentos tradicionales se transmitían oralmente de una a otra generación y, por ello, hay muchas versiones, pues cada cual le iba poniendo de su propia cosecha, y eran escuchados por adultos y niños sin distinción. Con el correr de los años, muchos fueron edulcorando algunas versiones, y así la Caperucita no moría engullida por el lobo o, en “La Cenicienta”, las hermanastras ya no se cercenan los pies para calzar el zapato de cristal. En este libro encontramos nuevas versiones de esos cuentos de antaño, pero en las manos del gran Roald Dahl, quien reescribe los relatos con rimas y versos que emulan un estilo antiguo, pero con un contenido inescrupuloso que desborda ironía, algo de perversión y, sobre todo, humor. El autor tiene un gran respeto por el intelecto infantil, que jamás menosprecia, sino que desafía rompiendo, junto a sus lectores, las imágenes que han quedado en nuestro imaginario. Por ejemplo, el lobo, en manos de Dahl, pasa a ser una víctima. El libro es una invitación a leer y resignificar las historias clásicas, para lo cual es necesario que los lectores ya conozcan, al menos una versión, de las reescrituras propuestas.