El poemario, dividido en tres partes, aborda las interrelaciones entre el lenguaje de los pájaros y la música. La naturaleza danza mientras trombones, violas y cellos cobran vida en los poemas, los que cambian su propia estructura como si el movimiento fuese desde la imagen a la palabra, y viceversa. Las ilustraciones armonizan con el texto poético, a través de colores verdes y azulinos, que remiten al vaivén de las olas y de los árboles, así como a los ritmos creados por los seres humanos, resaltando la sonoridad del lenguaje. Los haikus, caligramas, versos alejandrinos y otras formas poéticas dialogan con la estética visual, generando una experiencia de lectura inolvidable. Obtuvo varios premios, entre ellos, Medalla Colibrí, Fundación Cuatrogatos y Edición de la Cámara Chilena del Libro, todos en 2017. Se recomienda desde los 10 años.